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Psicología, economía y ética en la toma de decisiones

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El ser humano es bio-psico-social ¿te suena esto? Mientras estudiaba psicología (por allá a inicios de los 2000), esto resonaba como eco en el aula de clase, cierto, aunque parece destacar la complejidad de la persona, algunas ciencias o disciplinas aplicadas han tratado de «descifrar» esta complejidad y enmarcarla en modelos.

Resulta particularmente destacados los procesos involucrados en la toma de decisiones, y es que para ello, se involucran motivaciones que no son del todo racional, me explico.

La economía y particularmente la micro economía derivada de la teoría neoclásica pretende por medio de modelos explicar cómo es que se toman decisiones racionales, en las cuales se supondría que ante la escasees y finitud de recursos se elegirá aquello que presenta mayores beneficios contra los costos de tal decisión.  Así, las decisiones siempre apuntan a maximizar las ganancias. ¿pero que hay de aquellas decisiones que ante dicha lógica se presentan como «irracionales?.

La toma de decisiones con «otra racionalidad» (para no confundir con respuestas correctas y falsas) lleva a las personas a elegir por algo incluso cuando se sabe que no tendrá siempre la maximizan de sus ganancias, por esto un individuo puede decidir comprar un producto más caro o elegir por un camino más largo o incluso sacrificar sus ganancias personas por aquellas de la colectividad o en favor de otra persona y esto aplica aun cuando está en juego la bancarrota o la vida misma.

Cuando la ciencia económica reconoce que no todas las elecciones son racionales se hecha mano de otras ciencias instrumentando mecanismos que favorecen su explicación.  Una de estas es la economía conductual y aquellas aplicaciones que se han derivado como es la neuroeconomía. Mientras la primera busca potenciar el nivel explicativo de la toma de decisiones fundamentándola en los procesos psicológicos; la segunda, hace uso de aparatos médicos y tecnología para para el análisis del comportamiento bioquímico del cerebro involucrado en la toma de decisiones.

De tal manera que estas ciencias pretenden sentar explicaciones más completas y complejas de distintos aspectos involucrados que pueden ir desde lo emocional, el comportamiento neurológico, las motivaciones, las creencias, la influencia social, o aquellos de tipo anticipatorio como las expectativas  o la búsqueda de ganancias posteriores y no inmediatas.

Por su parte en la ciencia económica se han desarrollas posturas teóricas como: La teoría de la utilidad esperada, la teoría del consumidor, la teoría de la utilidad ponderada o de elección Alpha-un, la teoría de los desacuerdos, la teoría de las expectativas entre otras y cada cual merece por parte de los interesados su conocimiento.

Compartir técnicas de investigación y potencial explicativo de cada ciencia y disciplina ayuda para generar conocimientos cada vez más potentes, pero queda aun el acento en el aspecto ético.  Prever  la conducta en la toma de decisiones puede ser un gran apoyo en el consultorio para terapeutas, o en la investigación de mercados para los mercadologos o favorecer campañas pro sociales, pero también una herramienta perversa en grupos criminales o extremistas, o incluso en la manipulación política.

Como siempre las explicaciones  teóricas son necesarias, pero las preguntas éticas en dicha búsqueda no es para nada menos importante.

Por Mtro. Rodrigo Rguez.

     *Artículos consultados

* Para tener una visión más plena al respecto te intivamos a leer The Decision Making Process: A Behavioral Economics Model  escrito por Rafael Alexis Acevedo Rueda y publicado por Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. 2013


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La construcción de la categoría sabor (notas al 10 agosto 2018)

Estas son notas de entrada para obtener conceptos que pueden ser relevantes en la categoría sabor, para la elección de alimentos orgánicos.

De ninguna manera pueden ser concluyentes, No se parte de una muestra representativa, son «notas compartidas en voz alta» y se irán reconstruyendo en el camino.

La categoría Sabor, se encuentra en el discurso o en la serie de argumentos para la elección de productos orgánicos y por tanto tanto está relacionada con una más amplía que puede ser la categoría «Gusto» como construcción social.

Otras notas igualmente relevante.

Se entiende que para pensar en esta categoría se expresa como una elección y no como resultante de una sola opción. Dicho de otra manera, preferir alimentos orgánicos para consumir pasa primero por tener la oportunidad de elección entre orgánicos y convencionales, por tanto la necesidad de alimentación como tal se infiere que está cubierta.

Muy importante,

Estas categorías nacen de la pregunta general

«He comido alimentos orgánicos pero a menudo tengo reacciones extrañas con respecto a su sabor ¿me podrías decir tu opinión?»

Publicada en la página personal de facebook el 9 agosto de 2018 y en la cual responden con la opción de ser anónimos un formulario creado en google, lo cual agradezco sobremanera a quienes participan.

Se identifican los siguientes elementos ante la pregunta

«Menciona entre 1 y 5 cosas que crees que caracteriza el sabor de los productos orgánicos»

Teniendo la siguiente nube de palabras

 

Menciona entre 1 y 5 cosas que crees que caracteriza el sabor de los productos orgánicos

Menciona entre 1 y 5 cosas que crees que caracteriza el sabor de los productos orgánicos.

Con respecto a la pregunta:

«¿Qué otra opinión tienes de los alimentos orgánicos?»

Se obtuvo la siguiente nube de palabras

Qué otra opinión tienes de los alimentos orgánicos

¿Qué otra opinión tienes de los alimentos orgánicos?

 

En los argumentos para dar una opinión de los alimentos orgánicos se pueden seguir las siguientes líneas de exploración

 

Objetivos[1] Subjetivos[2]
Positivos Negativos Positivos Negativos
Saludables Caros Ricos

 

Frescos Acidez Sabor
Ayudan al medio ambiente Difícil de conseguir Salud
Económicos de producir Intenso
Alimentación de pueblos rurales Agradable
Nutritivos
Mejor textura

 

 

[1] Se refiere a objetivos, aquellos que pueden ser identificados y se puede seguir su pista considerando observables con base en datos empíricos.

[2] Se refiere a subjetivos a aquellos que dependen de la experiencia sensorial propia del individuo que lo contesta.

 

Son estas primeras pistas y tienen actualización al día 10 agosto 2018 8:41 am

 

Saludos a quienes deciden leer

Rodrigo Rguez

comiensa.com

 

 

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Por qué consumimos. Teoría de la emulación social- Segunda entrega-

Por: Mtro. Rodrigo Rodríguez

En la primera entrega de revisión de teorías del consumo, presentamos la teoría de la alienación de Marx respecto al consumo.

En esta entrada mostraremos otra explicación a las causas de ¿por qué consumimos tanto en las sociedades capitalistas? esto, partiendo de la Teoría de la Emulación Social.

Esta teoría buscó describir las causas del aumento del consumo en

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Foto tomada de internet con fines ilustrativos. Fuente https://www.torrelodones.es/consumo

el siglo XVIII, atribuyéndolas a la emulación (imitación) social. Emulación que se daba principalmente de las clases bajas a las clases altas, en una trayectoria de abajo hacia arriba y siempre aspirando al modelo cultural de la clase inmediata superior a la que se pertenecía.

La proximidad entre clases favorecía que la aspiración de pertenecer a la clase superior inmediata pareciera factible, dando la esperanza de movilidad social, asunto que hoy en día podría cuestionarse debido a la enorme brecha que se ha abierto entre clases sociales, es decir a la desigualdad.

Una expresión que favoreció la ventaja de ciertos sectores y países puede ser ejemplificarla en la moda y las reglas del vestir.  La moda como expresión cultural muestra estatus para quienes observan y para quienes la consumen, así, la manera de vestir puede marcar diferencias expresadas cuando se viste de traje sastre, de marcas caras o si se usa uniforme ya sea de obrero o el propio que se ofrece a la servidumbre para distinguirla.

Según esta postura teórica, las clases sociales inferiores pueden observar el consumo de bienes de clases altas y encontrar en  ello los patrones culturales deseados, esos patrones culturales enmarcados por el consumo sostenido de ciertos artículos representó el estilo de vida deseado.

La aspiración de pertenecer la clase superior inmediata parecía un móvil para garantizar o procurar la estima social y la búsqueda de estatus. Pertenecer o parecer cercano a la clase superior a que se pretendía llegar era promesa de concretar la deseada movilidad social.

Esta propuesta teórica tiene una base darwinista que asume una visión evolutiva, donde las clases sociales superiores tienen estilos de vida deseables para la sociedad.

Dicha teoría además, se relaciona con la «teoría de la clase ociosa» (Veblen) la cual busca explicar que no siempre se prefiere comprar a precios menores y que se puede elegir comprar a precios mayores por emulación, de tal manera que cuando se baja el precio bajan también la demanda, postulado que es contrario a la teoría de precios.

Según expresa la teoría, mientras más caros son los «trofeos» u propiedades que se muestran, mayor será el prestigio, estatus, hazañas individuales y la estima que se tiene a una persona, de alguna manera esto podría explicar la admiración rendida a ciertos empresarios, de los cuales suele decirse son «lobos» que logran trofeos por sus méritos o «astucia» personal, dichos trofeos son lugares, propiedades, estilos de vida suntuosos o relaciones personales marcadas por la predilección por altos estándares de belleza. Así mismo puede explicar por que se prefiere pagar más dinero por un producto y dejar de comprarlo si baja de precio.

El mensaje que se da es que al mostrarse lo ostentoso del consumo se demuestra que se tiene el tiempo y poder para dedicarse a tareas más nobles y honorificas «como la guerra o el gobierno» mientras un consumo con estándares inferiores se relaciona con las clases trabajadoras que deben ocuparse de tareas «más bárbaras», como los oficios o el trabajo de producción.

Así, elevar el nivel de consumo muestra la espiración de pertenecer a clases que tienen mayor estima social. Una forma de mostrar dicha aspiración puede rastrearse a través de aquello que  se exalta en redes sociales, donde mediante la publicación del lugar al que se acude, el medio de transporte que utiliza, el tipo de alimentos que se toma, los lugares en que se vacaciona, los productos que se adquiere, etc, se pretende demostrar que se mantiene un estatus de consumo superior o suntuoso, lo cual  podría explicar que la aspiración por un «nivel cultural» superior pasa por consumir de la misma manera que aquellos.

Consumir tanto, se entenderá entonces como un esfuerzo por acumular bienes (insignias), mantener el estatus de consumo y por tanto la aspiración de movilidad a la clase superior inmediata. Esta visión pasa por considerar la riqueza como fuente de refinamiento (lo cual se atribuye a las clases altas), pero deja de lado la desigualdad.

La teoría se complejiza con las críticas y las propuestas explicativas que se van acercando a las motivaciones de consumo, pero también acumula críticas.

Entre las críticas a la teoría, encontramos la acusación de ser una «explicación limitada» ya que se dice que el consumo se debe a muchas otras cosas además de la emulación.

Otra crítica se centra en que no es posible determinar el valor simbólico de todos los consumidores, ya que cada uno tendrá para los bienes adquiridos significados distintos.

Sumando a estas críticas, se plantea que mientras se complejizan los grupos sociales y sus expresiones culturales no hay certeza de a qué grupo social nos referimos o a cuál se quiere emular, es decir que aun en estratos de vida con mayores niveles de consumo la diversidad de expresiones culturales es enorme, por tanto ¿a cuál grupo o estilo de vida se emularía?

Por último, se puede observar que las clases altas también buscan determinados momentos y productos de consumo para emular a clases inferiores, así se presentó en clases altas la moda de vestir ropa de campesino, de obreros y de personas que habitan en barrios bajos, de acudir a sitios o espectáculos menos refinados, etc. Más ejemplos de emulación de estratos altos a estratos bajos podrían ser: el consumo de bebidas menos sofisticadas o destilados de menor precio como el mezcal, el pulque o algunas otras bebidas, la sustitución de artefactos especializados por sustitutos reciclados, o de reúso entre otras formas.

De cualquier manera, la teoría es una apuesta explicativa que puede ser utilizada hoy en día en ciertos casos y pone puntos de partida para desenmarañar el consumo.

Obras consultadas:

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Por qué consumimos. Marx y la alienación del consumo. – Primer entrega-

Por: Mtro. Rodrigo Rguez

«La pregunta correcta no es ¿por qué consumimos? sino ¿por qué consumimos tanto en las sociedades capitalistas?»

                                                                                                        John Storey

¿Por qué consumimos? Esta es la pregunta que de entrada lanza John Storey pero que de inmediato previene que es tramposa, ya que podría alcanzar una respuesta fácil y rápida: «consumimos para vivir”, a cambio de aquella pregunta se plantea: «¿por qué consumimos tanto en las sociedades capitalistas?»

La pregunta así complejiza y John Storey lanza en su respuesta tres hipótesis que se revisan en el libro Theories Of Consumption, el cual se puede encontrar en inglés editado por Routledge en el Reyno Unido.

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Imagén con fines ilustrativos tomada de laotramiradasur.com.ar

Encontré esta lectura por recomendación y me permitió entrar en una discusión contemporánea sobre el consumo en general visto desde la antropología y la sociología. A mi parecer, la lectura brinda consistentes explicaciones, así que decidí compartirla a otros lectores.

Tratando de hacer un ejercicio de divulgación, dividiré su revisión en varias entregas, abordando en esta primera La Teoría de la Alienación Social de Karl Marx.

La teoría de la alienación social de Karl Marx

Marx centró sus explicaciones más en la producción que en el consumo, sobre todo en las estructuras capitalistas que promueven trabajo alienado, sin embargo, con esto abría la puerta para mostrar que la alienación promueve el consumo en las sociedades capitalistas.

En sus trabajos abordando la alienación, mostraba cinco tipos distintos (Sossa Rojas, 2010): Religiosa, Filosófica, Social, Política, y finalmente Económica o del trabajo, está última sería la causa de las anteriores, ya que en ella no se considera a los individuos ni sus intereses colectivos, sino solamente a las leyes de elaboración de mercancías.

En el proceso de producción el trabajador deja de ser una persona y se convierte en una mercancía que llamamos «fuerza de trabajo». El trabajo pierde su capacidad de realizar por completo las capacidades humanas convirtiéndose en trabajo alienado.

Esto sucede porque el ser humano es el animal racional que puede transformar y atender sus necesidades y con ello sus formas de producción, así que los modos de producción están siempre en relación el momento histórico, no son aislados.

El trabajo creativo permite al hombre «exteriorizarse en el mundo», no producimos sólo bienes y servicios, producimos situaciones e historias. Cuando la fuerza de trabajo se convierte en otra mercancía que es pagada por un tercero, aquello que produce el trabajador deja de tener sentido para él mismo y por tanto produce objetos (mercancías) alienados. El trabajo como mercancía para producir más mercancías.

El producto alienado deja de representar al trabajador, le es ajeno y en ocasiones se vuelca en su contra, se ha producido una mercancía que, aunque fue elaborada por el trabajador, no podrá ser utilizada o adquirida por este sino cuenta con dinero para pagarla. Se produce ropa que no podrá usar, alimentos que no podrá comer, condominios que no podrá habitar, etc.

Los humanos convertidos en mercancías serán evaluados por lo que producen y por lo que consumen. El trabajo alienado despoja al ser humano de la capacidad de autodeterminación, se reduce a una actividad lucrativa, aquello que produce no se relaciona con el hombre, incluso puede ir en sentido contrario.  Esta distinción está dada en el valor de uso y valor de cambio, destacando que los productos realizados adquieren relevancia por su valor de cambio y por tanto por su capacidad para producir dinero extra (plusvalía) para quienes son dueños de los medios de producción.

El ser humano no cuenta ya con el trabajo (producción) como vinculo para exteriorizarse en el mundo, por lo tanto, le queda adquirir mercancías (entre ellas dinero).  El trabajo alienado no permite al trabajador encontrar su identidad humana, por lo que ahora le ofrece esta posibilidad los patrones de consumo que pueda pagar.

Esta disertación permite al autor llegar una primera explicación, consumimos tanto en las sociedades capitalistas, porque el consumo es una manifestación de ser en el mundo, los patrones de consumo otorgan «libertad» para definirse en el mundo.

La adquisición y acumulación de mercancías es consecuencia del trabajo alienado, dicho en palabras de Storey «la alienación ayuda a producir el consumo».

Materiales consultados:

Storey, John. 2017. THEORIES OF CONSUMPTION. Routledge, UK.

Sossa Rojas, Alexis LA ALIENACIÓN EN MARX: EL CUERPO COMO DIMENSIÓN DE UTILIDAD Revista de Ciencias Sociales (Cl), núm. 25, 2010, pp. 37-55, Universidad Arturo Prat Tarapacá, Chile

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Arrepentirse de ser madre

Por: Mtro. Rodrigo Rodríguez Guerrero

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El arrepentimiento, es un sentimiento que parece no tener cabida cuando de mantener el orden social se trata. Mucho menos cuando éste tiene que ver con la maternidad.

Se espera de todas las mujeres que tengan el deseo instintivo de ser madres y además de que lo hagan bien, es decir que cumplan el rol natural  y “normal” de la maternidad.

¿Pero hay madres que se arrepientan de serlo? La socióloga israelí Orna Donath, se encuentra en su estudio, con mujeres que abiertamente aceptan que convertirse en madres no fue lo mejor que les pudo pasar.

Estas mujeres tienen que enfrentar el mandato social de sumarse a la norma, de aceptar en público que la maternidad es una situación deseable pese a todas las calamidades de tener un trabajo de tiempo completo, y el cual, las obliga a renunciar a sus deseos e intereses personales.

Dichas madres son tratadas de egoístas, de anormales, de “confundidas”,  y se les presiona diciéndoles  que “ya pasará” “que al final descubrirán que “es lo mejor que les pudo suceder”, que “su esfuerzo valdrá la pena”, pero cuando en su libro muestra madres de  distintos niveles socioeconómicos, nacionalidades y edades (de ellas y sus hijos), muestra que el arrepentimiento es un sentimiento que puede perdurar a lo largo de la vida.

Pero no hay que confundirse, no es falta de amor a los hijos, ni fantasías de hacerles daño, es la posibilidad de verse en un presente sin la obligación de criar a un hijo y además de tener que “hacerlo bien”.

Dichas madres suelen esconder este sentimiento para sus adentros o mostrarlo sólo en las sesiones de terapia, ya que no pueden expresarlo a las parejas, a otros familiares, o incluso a otras madres sin ser juzgadas. La maternidad parece ser una decisión privada, pero se evalúa de forma pública.

El libro de Donath titulado Madres arrepentidas es una puerta de acceso para conocer el arrepentimiento y la ambivalencia ante la maternidad, pero además es sugerente ya que saca el tema de la academia y de su relación con características propias de las condiciones económicas, de la situación conyugal o del estado civil.

Es un libro que nos lleva a cuestionar el valor de reevaluar el pasado personal y de los dictámenes propios de una sociedad neoliberal y capitalista, basada en el espíritu del progreso y de la promesa del  logro futuro conseguido con el sacrificio presente. Evaluar el sentido utilitario y hedonista de detenerse a mirar el pasado, donde se dice que sólo tiene razón de ser si “recordamos para sentir un poco de nostalgia placentera y seguir”, o solo si miramos atrás para saber “qué hicimos mal” y buscar remediarlo.

La autora nos lleva con los datos recolectados en sus entrevistas y casos, a concebir a las madres como seres humanos y a la maternidad como una relación entre dos individuos y no como una obligación.

Sin duda un libro que debe leerse con la apertura propia de la comprensión empática.

Libros consultados:

Donath, O. (2016). Madres arrepentidas. Una mirada radical a la maternidad y sus falacias

Si te interesa este libro puedes encontrarlo en el siguiente enlace https://amzn.to/3orQ3LB

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El mundo de los bienes. Hacia una antropología del consumo. (Reseña del libro)

Por: Rodrigo Rodríguez

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Autor: Mary Douglas/ Baron Isherwood

Reseña: Rodrigo Rodríguez Guerrero

El consumo parece ser un tema de expertos en economía, o en alguno de los casos, un tema en el que solo se interesan los creadores de marketing.

Mirar las tendencias de consumo y observar sus razones e implicaciones es algo que hemos dejado solo para aquellos que se interesan en maximizar ganancias. Es decir, lo dejamos a la economía convencional.

Pero el consumo también ha sido visto por otras disciplinas, entre ellas la antropología. El libro de Douglas e Isherwoord (Douglas, 1979), es un acercamiento serio y fundamentado a la antropología del consumo. En él se busca dar respuesta a preguntas tales como ¿Por qué la gente necesita mercancías? O ¿por qué la gente ahorra? En sus páginas se atiende tanto a la ciencia económica como a la antropológica, buscando hacer contraste para llegar a explicaciones de puntos oscuros o “cajas negras” donde la economía ya no logra abundar.

Ciertamente el interés principal se contrasta con la microeconomía, pero de este interés se desprenden explicaciones, que buscan llevarse de las acciones de la vida social cotidiana, a las de las naciones a través de la política.

Lejos de considera al consumidor como un sujeto presa de los impulsos de consumo provocados por trucos de mercadotecnia o de una visión en la cual el consumo responde solo a necesidades que pudieran catalogarse como básicas o suntuarias, en el libro se da un giro a mirar al consumidor como un individuo consciente que hace elecciones racionales ,y bajo el lente de la antropología, se pone en marcha una serie de explicaciones sustentadas en la observación de un tiempo antropológico que incluye la perspectiva misma del individuo en su trayectoria de vida.

Las mercancías dejan de ser solo objetos que se intercambian y se miran como símbolos culturales, que mediante su circulación, permiten establecer y mantener relaciones sociales que dan sentido al mundo de vida de las personas.

El intercambio de mercancías se observa como un proceso ritual que ayuda a dar sentido al “rudimentario flujo de acontecimientos”, como los mismos autores le llaman. El consumidor presentado busca construir un universo inteligible con las mercancías que elije.

Las mercancías entonces se visualizan como medios para alcanzar objetivos y no como fines en sí mismas.

La hipótesis central del libro expone que el objetivo del consumidor es operar un sistema coherente de información mediante el uso de servicios marcados.

Así las mercancías son expuestas como medios y no como simples objetos de deseo, en palabras puntuales de los autores: “como hilos de un velo detrás del cual palpitan las relaciones sociales”.

Finalmente los autores advierten, que las mercancías solo forman el perímetro de modelo y que atención ha de centrarse en el flujo de intercambios, lo cual no será ya solo objetos o servicios por moneda.

El libro que en su momento fue pionero del tema, guarda una vigencia digna de leerse o retomarse no solo por interesados en las ciencias sociales, si no por todo aquel que la curiosidad lo lleve a preguntarse cosas que se normalizan en las explicaciones económicas.

Douglas, M. I., Baron (1979). El mundo de los bienes. Hacia una atropología del consumo. México, DF.: Consejo Nacional para la cultura y la artes.

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